Con alegría les saludamos e invitamos a caminar juntos en este mes Santo con nuestra Madre María.
La virgen María nos prepara el camino para llegar a su hijo Jesús, nos recuerda y dice como en las bodas de Caná “Hagan lo que Él les diga”.
Durante este mes queremos que Ella nos enseñe a guardar en el corazón las imágenes, las palabras, los gestos que están ante nuestros ojos: – La guerra de Ucrania y Rusia, la situación que afecta a Palestina y el pueblo de Israel, nunca la violencia será el camino para superar las diferencias, siempre serán los pobres, los niños y ancianos las principales víctimas.
Que este tiempo como Iglesia escuchemos a María que nos muestra a su Hijo, que Jesús esté en el Centro de nuestra vida, que lo busquemos en la Oración y en la Palabra. Con este pensamiento queremos compartir con ustedes algunas fotos de sus hijos en el mes de María representando los misterios del Santo Rosario.
Oración de inicio mes de María
¡Oh María!, durante el bello mes que te está consagrado, todo resuena con tu nombre y alabanza. Tu santuario resplandece con nuevo brillo y nuestras manos te han elevado un trono de gracia y de amor, desde donde presides nuestras fiestas y escuchas nuestras oraciones y votos.
Para honrarte hemos esparcido frescas flores a tus pies, y adornado tu frente con guirnaldas y coronas. Más ¡oh María! no te das por satisfecha con estos homenajes. Hay flores cuya frescura y lozanía jamás pasan, y coronas que no se marchitan. Estas son las que esperas de tus hijos, y la más bella corona que pueden deponer a sus pies es la de sus virtudes.
Sí, los lirios que tú nos pides son la inocencia de nuestros corazones; nos esforzaremos, pues, durante el curso de este mes consagrado a tu gloria, ¡oh Virgen Santa! en conservar nuestras almas puras y sin mancha, y en separar de nuestros pensamientos, deseos y miradas, aún la sombra misma del mal.
La rosa cuyo brillo agrada a tus ojos es la caridad, el amor a Dios y a nuestros hermanos. Nos amaremos, pues, los unos a los otros como hijos de una misma familia cuya madre eres tú, viviendo todos en la dulzura de una concordia fraternal.
En este mes bendito procuraremos cultivar en nuestros corazones la humildad, modesta flor que te es tan querida, y con tu auxilio, llegaremos a ser puros, humildes, caritativos, pacientes y esperanzados.
¡Oh María! Haz producir en nuestros corazones todas estas amables virtudes; que ellas broten, florezcan y den al fin frutos de gracia, para que podamos ser algún día dignos hijos de la más santa y la mejor de las madres. Amén.