“Las madres saben testimoniar, incluso en los peores momentos, la ternura, la dedicación, la fuerza moral”
“Sin las madres, la Fe perdería buena parte de su calor sencillo y profundo”
“La Madre, que ampara al niño con su ternura y su compasión, le permite desarrollar una autoestima que favorece la capacidad de intimidad y la empatía”.
Papa Francisco
Mayo es el mes dedicado a nuestra Madre, la Virgen María, es un tiempo en que debemos aprovechar para profundizar sobre ella y contemplar el misterio de la voluntad y Dios en nuestra vida y en el mundo.
Saludamos a todas las mamás de nuestra Comunidad Escolar, deseando que el Señor les guie y acompañe cada día.
Oración de bendición para las Madres (Papa Francisco)
Amado Padre:
Te damos gracias por nuestras madres a las que tú les has confiado el cuidado precioso de la vida humana desde su inicio en el vientre.
Tú has dado a la mujer la capacidad de participar contigo en la creación de nueva vida.
Haz que cada mujer puede llegar a comprender el pleno significado de esta bendición, que le da una capacidad ilimitada de amor desinteresado a todos los niños.
Mira a cada madre que está esperando un hijo, fortalece su fe en Tu paternal cuidado y amor para ella y para su bebé. Dale valentía en tiempos de miedo o dolor, la comprensión en los momentos de incertidumbre y duda, y la esperanza en tiempos de problemas.
Concédele alegría en el nacimiento de su hijo. Bendice a las madres a quienes les has dado el gran privilegio y la responsabilidad de ser de un niño el primer maestro y guía espiritual.
Haz que todas ellas pueden dignamente fomentar la fe de sus hijos, siguiendo el ejemplo de María, Isabel, y otras santas mujeres que siguen a Cristo.
Ayuda a las madres a crecer diariamente en el conocimiento y la comprensión de Tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, y concédeles la sabiduría para difundir este conocimiento fielmente a sus hijos, y a todos los que dependen de ellas.
Ayudar a todas las «madres espirituales», quienes, a pesar de que no pueden tener hijos propios, desinteresadamente, sin embargo, están al cuidado de los hijos de otros de cualquier edad y estado de vida.
Que puedan conocer la alegría de cumplir este maternal llamado de la mujer, tanto en la enseñanza, la enfermería, la vida religiosa, o en otro tipo de trabajo que reconoce y promueve la verdadera dignidad de todo ser humano creado en su imagen y semejanza.
Nosotros pedimos que envíes el Espíritu Santo, el Consolador, a las madres de los niños que han muerto, están enfermos o separados de sus familias, o que se encuentren en peligro o problemas de cualquier tipo.