Estimadas familias, queremos compartir con ustedes la alegría de vivir este mes de Agosto dedicado a nuestra Patrona Santa Teresa de los Andes, recordando que ella fue alegre, servicial, solidaria y sobre todo que se esmeró en amar mucho a Dios a través de las acciones que a diario realizaba. A los 19 años consagra su vida como religiosa Carmelita entrando al monasterio del Espíritu Santo en los Andes.
En su corta vida nos deja el ejemplo de buscar a Dios en todas las cosas sencillas que nos rodean y sobretodo en las personas que sufren. Teresita vivió solamente 19 años, de ellos 18 años los pasó con su familia, desde donde ella fue forjando sus sueños y proyectos, creciendo en santidad en medio de la vida diaria. Tal vez en pocos santos aparece tan viva la importancia de la familia como en la vida de Teresa de Los Andes.
Esta joven chilena creció en edad, en gracia y en sabiduría delante de Dios y de los hombres particularmente en dos grandes ambientes: su familia y el colegio. Juanita crece y se desarrolla en un hogar cálido, lleno de amor verdadero, sin duda este nido acogedor la capacitará para enfrentar más adelante todos los obstáculos que se le presentaron.
La primera infancia de Teresa la describe en su diario de manera idílica.
“La vida de familia, para que sea vida de unión, ha de ser un sacrificio continuado”, Sin duda, es en este realismo donde aterrizarán sus gracias extraordinarias, corroborando así su autenticidad. Además, en este contexto desarrollará Juanita su mayor apostolado, será “misionera en su casa”, derramando a manos llenas el Amor de Dios que desde pequeña le ha sido dado.
Hagamos vida este mensaje de Santa Teresita y que en nuestras familias se cultiven estos valores para que vivamos en armonía y paz.
