Pentecostés

Hace cincuenta días, celebramos que Jesús había vencido a la muerte. Que la muerte no tiene cavidad en Él ni en los que nos llamamos cristianos. Que la Vida es la que tiene la última palabra.

El Espíritu Santo constituye el alma, la linfa vital de la Iglesia y de cada símbolo cristiano: es el Amor de Dios que hace de nuestro corazón su morada y entra en comunión con nosotros. El Espíritu Santo está siempre con nosotros. Siempre está en nosotros. Está en nuestro corazón. El Espíritu mismo es “el don de Dios” por excelencia, es un regalo de Dios, y a su vez comunica a quien lo acoge diversos dones espirituales. La Iglesia identifica siete, número que simbólicamente significa plenitud, exhaustividad.

El Espíritu se queda con nosotros, baja sobre nosotros en la gran fiesta de Pentecostés.

Los dones del Espíritu Santo son: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios.

Sabiduría: Es el don de entender lo que favorece y lo que perjudica al proyecto de Dios. Él fortalece nuestra caridad y nos prepara para una visión plena de Dios.

Entendimiento o Inteligencia: Es el don divino que nos ilumina para aceptar las verdades reveladas por Dios. Mediante este don, el Espíritu Santo nos permite escrutar las profundidades de Dios, comunicando a nuestro corazón una particular participación en el conocimiento divino, en los secretos del mundo y en la intimidad del mismo Dios.

Consejo: Es el don de saber discernir los caminos y las opciones, de saber orientar y escuchar. Es la luz que el Espíritu nos da para distinguir lo correcto e incorrecto, lo verdadero y falso.

Fortaleza: Este es el don que nos vuelve valientes para enfrentar las dificultades del día a día de la vida cristiana. Vuelve fuerte y heroica la fe. Recordemos el valor de los mártires. Nos da perseverancia y firmeza en las decisiones.

Ciencia: Es el don de la ciencia de Dios y no la ciencia del mundo. Por este don el Espíritu Santo nos revela interiormente el pensamiento de Dios sobre nosotros, pues “nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios”.

Piedad: Es el don que el Espíritu Santo nos da para estar siempre abiertos a la voluntad de Dios, buscando siempre actuar como Jesús actuaría.

Temor de Dios: Este don nos mantiene en el debido respeto frente a Dios y en la sumisión a su voluntad, apartándonos de todo lo que le pueda desagradar.

Los Dones son el camino para llegar a los Frutos, como dice la biblia por sus frutos serán conocidos Mt 12, 33.

Los Frutos del Espíritu Santo: Amor o Caridad, Gozo a Alegría, Paz, Paciencia, Amabilidad, Bondad, Fidelidad, Humildad, Dominio propio,  Castidad.

En Pentecostés todos nos reunimos para recibir al Espíritu Santo y enviamos los dones y frutos a todas las familias de nuestra Comunidad Educativa del Juanita.

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